Un nuevo fantasma de
tinta llegó hasta mi escritorio. La fotocopia de una nota aparecida en el
diario “El Supremo” del sábado 24 de octubre de 1987. La nota está firmada por
Luis Soler Caña, aparentemente un seudónimo utilizado por el Turco Frías (arriesga
Daniel González Rebolledo) o quizá por Ricardo Massoni (supone Tuky Carboni).
El texto comienza dando noticia de un grato suceso del pasado: “El miércoles 26
de mayo de 1943, el diario El Debate titulaba, a dos columnas, ‘Brillantes
contornos alcanzó la Fiesta de la Poesía’ en la primera plana. Dicha
celebración figuró entre los festejos de la Semana de Gualeguay, habiéndose
realizado el lunes 24 de mayo con la presencia de los jóvenes poetas Jorge A.
Nuñez, Antonio R. Gamboa Igarzábal y Juan José Manauta, y los invitados
especialmente: Juan L. Ortiz, Marcelino Román, Reynaldo Ross, Rubén A. Turi y
Alfonso Sola González de la ciudad de Paraná, en el teatro Variedades de
nuestra ciudad y organizado por la Comisión Oficial de Fomento y Festejos. // Nostálgico
antecedente reconoce el DÍA DE LA POESÍA, idea surgida del seno de la Comisión
Directiva de la Sociedad de Escritores de Gualeguay –S.E.GUAY- y presentada
como proyecto de ley en la Cámara de Senadores de la provincia por el
legislador Federico Matteucci. El proyecto contó inmediatamente con el apoyo de
ambas cámaras y el Poder Ejecutivo provincial, que promulgó con fuerza de ley
Nro. 7984 el DÍA DE LA POESÍA a celebrarse anualmente en Entre Ríos en una
ciudad distinta”.
Federico Matteucci |
Maravillosa noticia:
la existencia, en Entre Ríos, de una fiesta provincial dedicada a sus poetas.
Se informa en la nota que “(…) la primera jornada de la Fiesta de la Poesía se
realizará en la ciudad de Gualeguay, denominándose AMARO VILLANUEVA, poeta oriundo
de nuestra ciudad fallecido en 1969”. A aquella primera vez, en el teatro
Italia, domingo 25 de octubre del 87, llegarían poetas: “Han comprometido su
asistencia numerosos poetas oriundos de Gualeguay como Alfredo Veiravé,
radicado en Resistencia, Chaco; Antonio Gamboa Igarzábal, residente en Paraná;
Mariel Mego, y Cristina Villanueva, residentes en Buenos Aires; Daniel González
Rebolledo, radicado en San Salvador, Entre Ríos; Néstor Arnaudín, residente en
Paraná. De Gualeguaychú participará la señora Clotilde Grané; de Paraná, Ramón
Torres y Juan Manuel Alfaro, este último oriundo de Nogoyá; de Victoria, Rosa
María Sobrón de Trucco, oriunda de Nogoyá, junto con su hijo Adrián radicado en
Santa Fe; de Galarza, Ricardo Maldonado; de Concordia, Fermín Elizaicín y Oscar
Meneguín, no pudiendo participar Martha Zamarripa por encontrarse en España
participando de la II Bienal de Poesía, organizada por la Asociación
Internacional de Poesía ‘Prometeo’, donde concurren más de trescientos poetas
de habla hispana y anglosajona de todo el mundo. De nuestra ciudad estarán
presentes –además de los socios de S.E.GUAY- poetas jóvenes como Damián Zanini,
Fátima Rodi, José Della Giustina entre otros, y poetas de trayectoria como Tuky
Carboni, Roberto Cosundino”.
Leo los artículos de
la Ley 7984 y anoto algunos datos: fija como fecha permanente para la fiesta el
cuarto domingo de octubre “(…) debiendo denominarse cada encuentro con el
nombre de un poeta entrerriano nacido en la ciudad elegida para su celebración
a propuesta de la Sociedad Argentina de Escritores (S.A.D.E.), sección Entre
Ríos”. En el artículo 5 se lee: “La Editorial de Entre Ríos propiciará la
organización de concursos, publicaciones de folletos y/o libros en cuya
selección actuarán jurados nominados por la S.A.D.E., sección Entre Ríos”. Se indica
que la Subsecretaría de Cultura y Prensa, la Editorial de la Provincia, la
Dirección de Turismo juntamente con la S.A.D.E. “(…) deberán arbitrar los
medios para facilitar el viaje y estadía de los escritores y poetas de toda la
provincia que participen en el evento”. Sin dudas, una propuesta interesante.
Tuve el placer de
charlar con Marianela Matteucci. Federico, su esposo, falleció en 2012. Ella
guarda memoria de la suerte corrida por la Ley que funda la Fiesta. Desde mi
escritorio, me cuenta otro fantasma de tinta. Marianela me prestó una carpeta
donde se consigna el pedido de sanción de la ley y el texto aprobado. Entre los
fundamentos del pedido se lee: “(…) El recordar a los poetas de Entre Ríos,
permitirá a la provincia, asumir la función federal que le corresponde
personificando en los grandes de su canto y de su inspiración, la trascendente
personalidad intelectual de Entre Ríos. (…) Es justo que nuestra provincia, tan
pródiga en escritores y poetas, cuente con una celebración que tenga carácter
de Fiesta Provincial. Con el correr de los años esta fiesta alcanzará relieve
nacional y será un motivo más de su identidad espiritual donde se conjugan el
espíritu terruñero, su pasado histórico y las voces de sus poetas y escritores
que con sus obras contribuyen a precisar los rasgos de la cultura nacional con
el cuño federal tan caro al sentimiento de su pueblo”.
La celebración tuvo
vientos favorables los primeros años, pero después llegó el silencio. Marianela
recuerda que su marido -miembro de S.E.GUAY, escritor de cuentos, durante
muchos años escribió la sección “Misceláneas” en El Debate Pregón, y luego la
sección “De todo un poco” en Gualeguay al Día- le decía a los poetas que la ley
ya estaba, y que era trabajo de ellos mantener el logro en el tiempo. Cuenta
Marianela que cuando la Fiesta comenzó a desvirtuarse, se llegó hasta a
cambiarle la fecha de realización. Federico publicó un texto en El Debate
Pregón cuando la fiesta tuvo un resurgimiento. Allí cuenta la historia de la
ley que presentara mientras era senador provincial radical durante el primer
gobierno de Sergio Montiel. Nombra a los escritores de S.E.GUAY que lo
acompañaron, a quienes lo ayudaron: Roberto Beracochea, Juan Gianello, el
senador Gustavo Marcó de Colón, el diputado Lafoucade de Concordia, el diputado
Alberto Lagrenade de esta ciudad. Recuerda que después de la primera fiesta en Gualeguay,
siguió Victoria y Paraná. Y anota: “Al terminar sus funciones el gobierno
citado, los que lo siguieron e incluso, el segundo del Dr. Montiel, no la
recordaron más. Ahora, gracias al subsecretario de Cultura Roberto A. Romani,
se puede volver a festejar”. Pero me dice Marianela que la mejoría duró poco.
Consulté al presidente
de S.A.D.E Entre Ríos, que representa a los escritores de la costa del Paraná:
el escritor Pablo Javier Canavelli. Quería saber qué lugar ocupaba la Sociedad
en el armado de esta fiesta, que hoy parece haber desaparecido del mapa. No
encontré información sobre ella en la página de Cultura de la gobernación. Dijo
Canavelli: “La fiesta de la poesía es un caso particular, porque tiene una ley
que la regula. Ha venido decayendo, no solo en interés, sino en cantidad de
participantes, cada vez hay menos, y no participan los poetas destacados.
Depende de la Subsecretaría de Comunicación y Cultura, y fundamentalmente de la
Editorial de Entre Ríos. La ley no se cumple. Cuando se hizo en Diamante, fue
Cultura de esta ciudad la que se hizo cargo. Es imposible de sostener sin el
estado provincial. Y la Editorial, hace ya algunos años, desde que se fue la
profesora Graciela Ianuzzo, y asumió el licenciado José María Blanco, ha
borrado de un plumazo la antología que se hacía de forma bienal con los
participantes de la fiesta. La Editorial además demora los premios Fray Mocho.
S.A.D.E. no tiene participación en la Fiesta. Nos llaman sólo para la entrega
de premios del Fray Mocho. Nadie nos consulta, y no somos organizadores”.
Cuando se designó a
Gualeguay como Capital de la Cultura de Entre Ríos, hablé con tres referentes
culturales: Tuky Carboni, Nidya Rampoldi y Daniel González Rebolledo. El tema
era uno: ¿de qué manera se le podía dar vida al título recibido? Mucho de lo
que hay para hacer está, sin dudas, en manos de los ciudadanos comunes. Sólo
después juega a favor o en contra la administración de leyes y recursos por
parte del estado provincial. Federico Matteucci, Marianela lo cita, le decía a
los poetas que la suerte del Día de la Poesía estaba en sus manos. Entonces, me
pregunto, sucedió aquello que hoy, con mayor fuerza, es moneda común entre
muchos (no todos) trabajadores del arte. Nacen distancias, celos, defensas
estúpidas de la quintita propia y demás cuestiones asociadas al desfile de egos.
¿Habrá sido así o la inacción fue triunfo de la flecha indicadora de los
tiempos?: la indiferencia. Lo cierto es que debido a estas razones termina por
triunfar la soledad. Esa dama fundamental en el momento de trabajar el oficio,
es la que en el afuera, entre pares, juega en contra: puede hasta olvidarse el
significado de palabras claves como, por ejemplo: solidaridad. La unión
organizada de escritores y poetas quizá hubiera evitado la cuasi muerte del Día
de la Poesía. Se podría haber exigido el cumplimiento de la Ley.
Pensaba, luego de
enterarme de los detalles de esta historia, que así como ayer la idea nació en
Gualeguay, hoy bien se la podría revivir, refundar desde la Capital de la
Cultura, y que este movimiento colaborara en orillas del mismo río. Al pensar
en ello, me pregunté por las voces de los escritores de esta ciudad. ¿Dónde la
voz, dónde sus palabras? Ayer hicieron juntos un camino. El recordado librero
Ernesto Hartkopf donó su casa para que la Sociedad de Escritores de Gualeguay
siguiera creciendo, para que tratara de unir memorias, ideas y sueños. Desde
esa casa se podría elevar un nuevo poema.
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