domingo, 20 de agosto de 2017

67 años del Club Barrio Norte

Luego de escuchar a Alberto “Pocha” Badaracco (1928), se puede estar seguro de que en el principio de la historia del club Barrio Norte, fundado el 16 de agosto de 1950, no fue el verbo, sino el maizal, el ingrediente básico del caldo primigenio donde se cocinara, a fuego esforzado y lento, la fundación de un nuevo templo donde, ante todo, pudiera rodar la pelota de fútbol.
En la mañana de un sábado gris el actual vicepresidente de BN: Fabricio Castañeda (1974), además destacado trabajador de la cultura en la ciudad/río de Gualeguay, me acompañó hasta la casa de un miembro histórico del club: Pocha Badaracco. Castañeda acompaña a Fabián Pretto, presidente, desde 2013. El viaje en el tiempo no se hizo esperar; cuando se agregó el mate ya andábamos a finales de la década del ‘40.
Alberto "Pocha" Badaracco y Fabricio Castañeda
Pocha armaba los recuerdos. Yo pensaba en la exigencia emotiva que podía significarle el regreso, pero en todo momento estuvo presente la tranquilidad, como si en él, recordar fuera la acción más natural del mundo.
Antes de que Pocha se ocupara del lugar donde creció BN, dio un par de datos que fueron abriendo las puertas de la historia: “Antes de llegar al lugar definitivo, el señor Ramón Caffarena, un hombre serio, no muy sociable, prestó parte de su tierra para hacer la cancha de fútbol. Y antes de eso Barrio Norte, su nombre, tuvo presencia atrás del hipódromo, donde hubo una cancha”.
El adn definitivo de BN: “El terreno lo donó el primer intendente peronista, el Dr. Juan José Rojas. Freyre lo puso en regla y lo dio por 20 años, después quedó. En el lugar donde creció el club había un maizal; nosotros, los muchachos, lo limpiamos. El terreno llegaba hasta la avenida, pero después se devolvió parte y se loteó. El barrio lo hicieron los políticos. Entre nosotros estaba Germán González, uno de los pioneros, Pablo Denardy, que trabajó mucho. Todos trabajamos una barbaridad. Fue por el 48. Entre un grupo de muchachos nació la pretensión de fundar un club. Germán González vivía en Buenos Aires, ya era un hombre grande, se aburrió y se vino. Era soltero, y muy amigo de nosotros. Lo entusiasmaron, él no sabía si la pelota era redonda o cuadrada, y agarró viaje. Cuando había que trabajar, era exigente; si existía un compromiso y se faltaba, se enojaba”.
Los orígenes de Pocha: “Yo vivía a dos cuadras de la plaza San Martín, era de otro barrio, pero con Pablo Denardy éramos como hermanos. Antes iba a BH. Me había hecho amigo de toda la gurisada de esta zona jugando a la pelota. Donde sobraba terreno se hacía la cancha, pero para empezar, siempre faltaba la pelota. Yo jugaba en un equipo en BH, los sábados, y un día se armó una pelea contra BN; yo estaba en el medio, era amigo de todos”.
Barrio Norte en 1964
A cada momento en el relato de Pocha aparece la mención de quien fue, sin duda, una presencia decisiva: Germán González, y no falta la referencia a los muchachos que hicieron posible el sueño. Hasta cuando cuenta de su historia en Buenos Aires: “Mi oficio primero fue zapatillero, desde los 11 años trabajé en lo Lopetegui. Después me fui a Buenos Aires y estuve 5 años. Allá aprendí a hacer zapatillas de cuero, y salí bastante bueno (se ríe). Viví a dos cuadras de la cancha de Dock Sud. Fue en esos tiempos en que los militares llevaron preso a Perón. Los obreros venían por atrás de la casa de gobierno, daban la vuelta por Dock Sud; eran miles de personas, algo extraordinario; se paró todo Buenos Aires. Volví para hacer el servicio militar en Tala, pero fui exceptuado por exceso de soldados. Luego fui albañil. En el club todo lo hicimos nosotros, éramos muchachos jóvenes, y la cabeza era Germán González”.
Aparece el recuerdo de: “El primer partido en la segunda categoría fue contra Gualeguay Central, nos ganó 1 a 0. En BN jugaba Aníbal Martínez, Ramón Perret, Miguel Leal, Roberto Razetto, yo de 5, Rosendo Taborda, Mario Vela, Carlos Carrizo, Adán Lescano, Ismael Hermoso, Alfredo Constantini, Alfredo González, Jorge Ferrando, y el DT era Germán. En su casa guardábamos la pilcha. La camiseta era la clásica de Estudiantes de La Plata”.
Pregunto si además de la cancha había algo más, pensaba en una cantina, un refugio: “Además de la cancha, había un árbol. Cuando marcamos la cancha hubo que mejorar el terreno, y siempre a la cabeza estaba Germán, sea con la guadaña o alguna máquina. No había otros árboles, los alambrados precarios. Hubo que plantar árboles, era todo un trabajo; no teníamos agua, así que había que acarrearla. El señor Carnevale, gerente de casa Bisso, nos ayudó mucho. Se sembraron eucaliptos, que después costó más trabajo sacarlos, cuando se hicieron los tapiales; esos árboles se hicieron unos monstruos”.
El trabajo en pos de la legalidad: “Hubo que respetar la reglamentación de la liga de fútbol; primero postes de 1,20m. de madera dura o cemento, todos éramos albañiles, fueron de cemento; después los pidieron de 1,80m., los hicimos, fue de noche, en la pista, son los que están en la actualidad. Después el alambre liso no corría más, tenía que ser tejido, se hizo. La pista de baile la hicimos por un desacuerdo con Bur. Armamos un baile en lo Bur, y nos fue bien, el barrio respondió. Enseguida pidió aumento. Nos prestaron una máquina y se hizo la pista. El primer tapial de la pista de baile estuvo hecho con bolsas de arpillera. Los bailes fueron un éxito; y eran en Barrio Norte y BH, después empezó Sportiva. Recaudábamos con bailes, rifas, con un Prode”.
Siempre el trabajo, el feliz sacrificio: “No había ninguna otra construcción. Nos reuníamos en la casa de Luis Campagnola, que fue presidente, de Braulio González, se rotaban las casas. Se trabajaba con mucha voluntad, hacíamos casi todo nosotros, pagar muy poco. Había personas que hacían préstamos de dinero al club, que luego había que devolver. Eran tiempos de una pobreza terrible. No había nada, se fue haciendo despacio. Con Denardy fuimos a comprar los palos para los arcos, se cortaron en la carpintería Benítez. Siempre estuve, los sábados, en vez de ir a casa, iba al club a trabajar. Se trabajó mucho. Ya había clubes fuertes como Gualeguay Central, Estudiantes. Barrio Norte fue un club que creció mucho. Se hizo, y se sigue haciendo, no digo que hoy haya puros ricos, pero hay una clase media para arriba, y después, como siempre, estamos los pobres”.
Al fin un refugio: “La primera cantina sirvió para todo, cantina y secretaría; después hasta hubo un piano con el que algo tuvo que ver Carlitos Curvale, centralero a muerte. No recuerdo si él lo trajo. Un hombre ciego venía cada tanto a afinarlo, lo usaban los conjuntos musicales. Se hizo una primera cancha de bochas techada, la voló el viento; y el viento también voló la segunda. La cancha actual, también la hicimos nosotros. Hice de todo, fui parte de la primera o segunda comisión directiva, cuyo presidente fue Inocencio Olivera; a pesar de que Isidoro Ducassi se oponía porque yo había sido parte de aquella pelea que contaba entre BN y BH. Después ya quedé, fui hasta presidente por el 57. También fui director técnico, gané 5 campeonatos, tenía de colaboradores a Julio Cerrudo, un extraordinario atleta, y Darío Caracciolo, profesor de educación física. Mucha honestidad, y principalmente respeto, todo nacía de Germán. No estuve de acuerdo cuando le pusieron mi nombre a la cancha, le dije al presidente Miguel Cosso que no me parecía, había muchos que se lo merecían… inclusive yo. Estuve toda la vida. Hicimos hasta las tribunas”.
Pocha (2012)
Desde aquellos tiempos fundacionales BN, como dijo Pocha, creció mucho, y entonces el club que giraba alrededor del fútbol y la amistad abrió el juego. Fabricio Castañeda habla de las actividades que tocan al presente. Hay en las palabras de estos dos representantes de BN, hombres de distintas generaciones, una misma sintonía. Dijo Castañeda: “El club hoy tiene otras disciplinas, y sigue estando ese lugar de pertenencia, la gente siente a Barrio Norte como propio. Los chicos empiezan desde los 5 años en la escuela de fútbol, también la gimnasia artística. Es un lugar abierto, la mayoría de las actividades son sin cuota, salvo la gimnasia artística y el tenis, que tienen una cuota mínima. Entre chicos y grandes hay 90 personas haciendo tenis. Casi 100 en la artística. La escuela de fútbol tiene 185 chicos de 5 a 11 años, y los que son federados: 120 más, es totalmente gratuita; después de la práctica, dos veces por semana, se le da la copa de leche, algunas madres preparan la merienda con bizcochos y dulce de leche, y se comparte también ese momento; para eso tenemos una ayuda de la tarjeta Sidecreer de la Provincia. Hay casín, bochas, tenemos chicos haciendo bochas. El club también tiene una comparsa: Samba Verá, hay mucha gente trabajando ahí, y se siente la pertenencia, el trabajo, los corsos, este año vamos a tener cantina, y se colabora así con el turismo y la cultura. La comparsa nació en el club y volvió hace 11/12 años, hoy cada comparsa tiene que tener un respaldo. Como ayer, hoy hay mucha gente que colabora de manera desinteresada. Hay dos salones de fiesta que se alquilan todas las semanas. El socio o la gente del barrio sabe que, si necesita hacer un bautismo, un cumpleaños de 15 o un casamiento, el club está a su disposición gratis; nadie queda afuera; hay distintos salones, según las necesidades. El club está abierto a las inquietudes de la gente, y de las instituciones, y lo mismo ocurre en otros clubes; se presta el salón para la vigilia por Malvinas el 2 de abril, o se presta para la cena de la APDH de la ciudad el 24 de marzo. De la gente recibimos la colaboración con la compra de un pollo el domingo, el número de la rifa o la asistencia a la cena aniversario; la de este año, con las tarjetas vendidas 15 días antes, para casi 500 personas. Recibimos apoyo cuando se nos voló el techo del gimnasio: de la gente, y de, por ejemplo, el Club Pelota con un baile y cena a total beneficio de Barrio Norte. Un trato solidario entre todos. La escuela N° 6 Victoriano Montes, y la secundaria N° 11 ‘De Tablas’, cercana a la ruta, hacen todas las actividades de educación física sin que se le cobre nada: 600 pibes”.

En los orígenes contados por Pocha aparece la presencia esencial del barrio, el club era para acompañarse con la gente del lugar, el club se transformó así en una institución esencial en la sociedad. Y en el relato de Fabricio sobre el quehacer actual del club, queda evidenciada esta única manera de ser en la historia: importa la gente, el lugar, importa dar una mano, estar presente junto a la comunidad, importa la práctica de la solidaridad. BN y su gente, la que lo sigue haciendo posible, entienden muy bien de qué se trata. Fue BN un club fundado por trabajadores, y ayer, 19 de agosto, tuvo su cena aniversario.

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