El
escultor Mario Morasan vuelve a la ciudad/río de Gualeguay. Aceptó, como el año
pasado, la invitación a participar del 2do. Encuentro Provincial de Escultura
que organiza el Municipio, a realizarse los días 11, 12, 13 y 14 de octubre en
el Parque Quintana.
El
año pasado tuve la oportunidad de conocerlo personalmente, sí estábamos en
contacto a través del ciberespacio, pero el apretón de manos se dio durante el
1er. Encuentro de Escultores. Aquella vez fue la primera en la que pude
observar a un escultor trabajando fuera de su taller, frente al público. En los
momentos en que Morasan detenía la motosierra, charlamos sobre algunas cosas.
Después seguimos en contacto, y al fin llegó la oportunidad para consultarlo en
detalle sobre el oficio que lo lleva de viaje por los territorios del arte.
Morasan en Gualeguay. 2016. |
Pregunté
por su oficio hoy, cuáles son los quehaceres creativos en los días de Mario
Morasan: “La escultura es mi pasión. Aunque me gustan todas las disciplinas de
la plástica, la escultura, es decir, las tres dimensiones, es donde más cómodo
me siento. En este momento de mi vida estoy repartido en varias facetas
relacionadas con esta pasión: dedico tiempo a mi obra; tiempo a dar clases en
mi taller, me reparto en actividades que hago en Buenos Aires y en Concepción
del Uruguay; hace 3/4 años que me dedico a la restauración de la escultura en
espacios públicos; parte de mi tiempo también lo ocupo en hacer
investigaciones, relevamientos, prácticamente ya tengo terminada la segunda
parte de mi libro: ’La Histórica’. Así paso mis días”.
Sucede
en la vida de los trabajadores de la cultura, en este caso, del arte: a veces
las circunstancias del cotidiano ofrecen un paisaje distinto, una veta de mayor
luz por donde redoblar la apuesta, el riesgo que significa “ser un puñado de almas”
a través del intento artístico: “El camino de vivir de cualquiera de las
disciplinas artísticas es bastante duro. Te puedo decir que soy un afortunado
porque desde el 94 me dedico pura y exclusivamente a la escultura. Hasta ese
año siempre tuve distintos trabajos. Estuve 10 años en un canal de tv. Lo que
para muchos compañeros fue algo trágico, el cierre del canal, para mí fue un
inicio, fue tomar la decisión ‘obligada’ de dedicarme a la escultura a tiempo
completo. Con 40 años quise dedicarme a esto. No quería ir a buscar otro
trabajo. Tenía familia, dos hijos. Con la indemnización compré herramientas y
empecé a trabajar. Todo se dio rápido: en el 94 cerró el canal, y en el 95 gané
el Salón Provincial por primera vez. Fue una motivación muy grande. Uno manda
obra con la expectativa de ser aceptado, y fue primer premio”.
Mario
Morasan recuerda: “Mi primera exposición individual fue en el 84”. Pero antes
de la misma, sucedió que el mejor de los destinos le abrió la puerta: una marca
decisiva en su historia, una presencia amiga que fundó un antes y un después: “Yo
era un apasionado de los automóviles, venía del diseño industrial; había
estudiado diseño y quería dedicarme a los autos sport. Da la casualidad de que
me entero de que en la ciudad había un taller de un hombre que había diseñado
un buggy arenero, y fui a pedir trabajo. No había para pagar sueldo, pero me
ofreció ir de voluntario, y a tomar mate. Resultó que este hombre era escultor:
Alberto Hugo Guinea, él tiene varias obras en Concepción del Uruguay. Mientras ayudaba
en estos autos, a Guinea le encargan un monumento a Güemes, creo, para Paso de
los Libres. Empecé a ayudarle, y a partir de ahí dije: Esto es lo mío; si bien
no estaba alejado del arte, cerca de los 20 pintaba, y después dibujé mucho,
claro, que apuntando a los autos, hacía planos, fue en ese taller, año 80, soy
del 54, donde todo cambió. Yo hasta había viajado a Europa por el diseño de
autos: en el 78 en Inglaterra fui a un taller donde me iban a hacer una prueba,
pero no aguanté porque no dominaba bien el idioma. Decidí volverme, pero con la
idea de regresar. Trabajaba en una fábrica de casas rodantes, e iba a ayudar al
taller de Guinea, mi primer maestro en la escultura. Nos hicimos amigos. Él
trabajaba por encargo, y cuando le salía algo yo iba de ayudante. Lo ayudé a hacer
un busto de Nicolás Avellaneda, año 88, que está emplazado en esa escuela de
Concepción del Uruguay. Conocer a Guinea fue decisivo”.
Serie: Los Guerreros. |
Tuve
la oportunidad de estar en el taller de algunos escultores, y luego de esta mi
primera experiencia viendo escultores en directo, surgió la siguiente pregunta
para Morasan: ¿Qué decir de dos paisajes de trabajo tan diferentes?: “Me llevo
bien con las dos maneras de trabajar. El taller es distinto, uno no tiene la
presión de terminar una escultura en tres días, como va a ser en Gualeguay; y
si llueve o surge algún imprevisto, menos días. Uno llega con un boceto, con
una idea, entonces el resto es técnica, no creación; la creación está más o
menos planteada en el boceto, el trabajo en público es un despliegue técnico, entra
a tallar cuál es tu habilidad para resolver la escultura en esos tres días. Sos
un artesano. Un músico compone en soledad, la interpretación es otro tiempo. Yo
voy con mi partitura, el boceto, y lo que hago allá es desplegar mi técnica”.
Pregunto si hay lugar dentro de lo técnico para un creativo solo de instrumento:
“Sí, desde ya; y hay algo muy importante: vos no sabés con qué tronco te vas a
encontrar, si es madera buena, si tiene nudos; he tenido encuentros donde me ha
tocado una madera desastrosa, y yo no podía aplicar mi boceto, mi idea. A veces
te gusta una madera, pero se hace un sorteo, y entonces por ahí no te toca; y
si tu colega no está dispuesto a hacer un intercambio, que muchas veces se da:
las maderas de acuerdo a los intereses del escultor, te toca por sorteo, y te
tocó. Es complicado encontrar buena madera y con las dimensiones necesarias, la
mejor de la zona es el algarrobo. El año pasado en Gualeguay me tocó una de fresno,
que tiene una veta característica, una belleza. Hay una cantidad de detalles
que se tienen que dar para cerrar con un moñito tu proyecto”.
Serie Los Guerreros. |
Los
disfrutes de Morasan: “Me gustan los dos lugares, el taller tiene lo suyo, y
también lo tiene un encuentro, un simposio, como el de Gualeguay: se comparte
con otros colegas, se charla, se conocen herramientas. Por ejemplo Adrián Bois
y Francisco Mateos vienen de Europa, llegan a Gualeguay después de andar uno
por Rusia, otro en Italia y Francia; tuvieron la posibilidad de comprar
herramientas que en el país no hay; en estos momentos no estoy viajando,
entonces es muy valioso el intercambio de ideas y experiencias”.
Antes
de su vuelta a Gualeguay: “Actualmente en mi escultura estoy trabajando en una
serie totémica; y en otra que es una serie de esferas de gran tamaño, que hace
unos años nació en pequeño formato y en cerámica y hierro; la de hoy es en
hierro y poliéster. Las esferas son para exponer en espacio abierto, no hay
puerta por donde pasen, tienen hasta un diámetro de 1,50m. El 6 de octubre inauguro
una muestra en el Nuevo Salón de Arte en Concepción del Uruguay con dos de mis
ayudantes, ellos muestran pintura. Estoy terminando para la misma el último de
los tótems, de una serie titulada ‘Guerreros’”.
Esferas |
Morasan
y su boceto: “En estos momentos trabajo en el boceto para Gualeguay. El
encuentro tiene una temática que está relacionada con sus creadores, su
geografía; encontré un texto muy interesante: ‘¿Qué decimos cuando decimos
Gualeguay?’ de Jorge Alberto Surraco Babino en su blog ‘La botica del Diablo’.
Siempre me informo antes de los trabajos, antes de ‘entrecomillas’ entrar en la
inspiración. Tengo varios apuntes, pero creo que me voy a inclinar sobre uno
que tiene que ver con el río”.
Inauguración del 6 de octubre. A la derecha: Mario Morasan. |
Mario
Morasan me obsequió un ejemplar de “La Histórica. Patrimonio, monumentos y
escultura pública de Concepción del Uruguay 1783-2011” (2013). Una
investigación necesaria a realizar en todas las ciudades: cuáles las
esculturas, quiénes los escultores, quiénes los recordados, pistas de tiempo y
lugar que deben ser guardadas en la memoria. Su tiempo como investigador de las
esculturas emplazadas en su aldea natal, tuvo una feliz vuelta de tuerca, una
revisita que ya está lista para ser editada: “En esta segunda parte incluyo
esculturas muy importantes que están dentro de instituciones; algunas de
escultores muy famosos, otras de escultores olvidados; la gente desconoce el
patrimonio que existe en las instituciones. Hago una referencia no muy extensa
del cementerio, ya que existe el libro notable de Luis Alberto Salvarezza (‘De
cruces, alas y mármoles’), pero agrego una serie de tumbas que no son
históricas, pero que son de personajes que me interesa rescatar. Agrego datos
inéditos, hablo sobre algunas esculturas del Palacio San José, incluso las
robadas en el 91; di con el nombre del escultor y el lugar donde se hizo la
escultura de homenaje a Colón. En realidad es una edición ampliada del primer
libro, más una segunda parte. La idea de edición se la debo a Salvarezza; yo
pensaba hacer un segundo tomo; pero creo que es mejor que todo sea reunido en un
solo libro”.
Serie Los Guerreros. |
De
una resumida hoja de vida y labor de Morasan, elijo destacar que lleva
realizadas 18 exposiciones individuales y 50 grupales. Fue seleccionado para
participar en Salones Nacionales de Artes Plásticas (Buenos Aires, Santa Fe y
Río Negro). Entre los premios obtenidos se destacan: el 1º Premio del Salón
Anual de Artistas Plásticos de Entre Ríos en dos oportunidades (1995 y 1998),
en 1998 el 1º Premio y el Gran Premio en la “IIº Bienal Internacional de la Costa”
(Argentina-Uruguay), y el 1º Premio en el “III Concurso Nacional de Tallista”,
Colón (2009).
La
ciudad/río de Gualeguay recibe junto a Mario Morasan a los siguientes
escultores: Alfredo Godoy Wilson (Paraná), Francisco Mateos (Paraná), Adrián
Bois (Villa Elisa), Héctor Zucco (Chajarí), Marisa Núñez Caminos (Victoria).
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