domingo, 5 de agosto de 2018

Maldonado: palabra en cuerda cuarta


El sábado 11 de agosto, en la Biblioteca Popular Carlos Mastronardi de la ciudad/río de Gualeguay, capital de la cultura de la provincia de Entre Ríos, se presenta –gracias a la organización de Músicos Populares Gualeyos (MPG)- Ricardo Maldonado -destacado hacedor en varios territorios del arte- para alumbrar en sociedad su último libro: “La cuerda cuarta y otros poemas”, y su último disco: “Cómo será la canción”. La entrada es libre y gratuita.
Ricardo Maldonado, poeta y guitarrero.
Hace ya algunos años que conozco, que charlo y cambio figuritas con el poeta. A través de mi colaboración en la revista “El tren zonal. Por la integración de los pueblos” -que Maldonado publica hace más de 25 años, uno de sus compromisos como trabajador y difusor de la cultura de la provincia- iniciamos una amistad alrededor de la palabra y la escritura. La revista bien vale como primer movimiento para presentar al poeta en otra de sus facetas: editor y director del sello Ediciones del Clé, una madre naturaleza de donde provienen muchos de los libros que nacen y crecen en la provincia. Desde mi experiencia como librero en Buenos Aires, y desde la mirada sobre mi biblioteca particular, aprendí que no cualquiera sabe “vestir” con altura un libro. Hay en el Maldonado editor una sintonía de responsabilidad y amor en su notable manera de “hacer” libros.
Nos conocimos personalmente en el Museo Quirós. Él había llegado con una exposición de su fondo editorial, y me acerqué a estrechar su mano. Recién salido del horno editorial, sobre una mesa, estaba “Voz varia” (2015), el libro que contiene gran parte de su obra: una poesía reunida en 700 páginas. Entré en contacto con su obra, y fue tomar conocimiento de un universo notable. Tanto me gustó su trabajo, que el poeta me invitó como presentador de su libro en Gualeguay; invitación que renovó para “La cuerda cuarta”. Leyendo su obra supe que era autor de algunos libros destacados, de esos buenos libros que son alturas dentro del trabajo donde se reúne la sustancia base, de importancia fundacional porque posibilita, sostiene, cada altura. Alturas de Ricardo Maldonado, poeta: “Canción o barbarie” (1988), “Solar sostenido” (1998), “Madera y cuerda” (2000), “Escalón para Musinga” (2005), “Mansa Tuca” (Premio Fray Mocho, 2009), “La perdiz que mató Monsanto” (2015), “Alzaprima” (2017). Junto a su obra escrita cito algunos de sus discos: “Rapsodia bárbara y otras canciones” (2010), “Cuerda y madera” (2011) y “Mansa Tuca” (2012).
Pienso en este poeta al escribir el poema: puede suceder que dicho texto además termine aromado con su música: la música de las palabras dentro o siendo parte de la música de la guitarra; un poeta lee el poema y lo canta, lo desgrana como garúa sobre o desde el techo de su guitarra. Entonces, ¿cómo se sustancia la vivencia? Cuenta el poeta: “Escribir para mí es un acto selectivo en el difícil equilibrio de lo que suena y de lo que significa, un estado de vigilia sobre el lenguaje, un acto de conciencia sobre su posibilidad, donde la experiencia histórica madura en forma tardía y con suerte llega a hacerse escritura o secreta artesanía que se destaca por su poderosa belleza y su resuelta verdad. El poema entonces se consuma ahí en la pieza única capaz de no cansarse nunca en el giro de su fuerza vital, una suerte de émbolo que lo regula y sustenta, de tal manera que en cada lectura se colma y no se agota, existe desde sí mismo, se aguanta la soledad y es capaz de despertar lo más humano en nosotros; la lucidez de un buen poema nos dignifica y nos reconcilia con la novedad siempreviva de la palabra, fresca y perenne a la vez. Muy cerca del poema, en mi caso, están las cuerdas de la guitarra. Recordemos que el poema que se precie de tal debe ser, entre otras cualidades, un instrumento musical afinado, de tal manera que valiéndonos de algunas contexturas formales de la poesía castellana: copla, décima o soneto, etc. hallamos componentes musicales que permiten ‘sacar la voz’, darse en el canto naturalmente, desarrollar la polivalencia de una canción.
Para mí y ya lo he expresado, la guitarra me educó el oído con que escribo. Desde ahí la convicción de la juglaría, el talante del trovero y aquello que Yupanqui definió como ‘el destino del canto’.
De hecho la guitarra no es meramente un instrumento acompañante, madera de apoyo;  la guitarra es un universo complejo y exigente, requiere de muchos cuidados y su práctica tiene escuelas. Entonces el poema y la guitarra son dos sistemas alineados en la canción, y ésta un mítico vástago de esas dos deidades que comprometen toda una vida”.
Qué dice Ricardo Maldonado de su disco nuevo: “Desde su título ‘Cómo será la canción’, primer tema de la obra, es el registro fonográfico de una serie de canciones, mayormente de mi autoría y de temas en guitarra solista de varios compositores. Tiene una clara reivindicación del ‘Estilo’ como especie rítmica fundamental de nuestro antiguo cancionero entrerriano, recordando que Entre Ríos fue una provincia de cantores solistas, de guitarreros a caballo. Este disco entonces es la neta constancia del trovero atemporal: voz y guitarra con los niveles de exigencia que puedo darme y que puedo ofrecer a públicos diversos con una tesitura basada en el contexto geográfico e histórico de nuestra región. Este disco contiene 18 temas alternos en canto y guitarra, dos poemas y un solo de canto en la interpretación de décimas anónimas de nuestra lírica. Hoy, cuando los solistas en canto y guitarra estamos en franca minoría y desventaja en cuanto a difusión y consideración en los espectáculos de amplias convocatorias, insisto en esta alternativa que fielmente he seguido por más de 40 años y seguiré ‘hasta que las velas no ardan’, según lo gráfico y determinante del dicho popular”.
Qué hay que decir de esa cuerda cuarta, la amiga que abre el mundo: “En el disco ‘Cómo será la canción’ hay dos poemas de ‘La cuerda cuarta y otros poemas’, mi último libro que deriva y resulta de toda la suma de mi escritura poética hasta acá; son poemas esenciales, muy elegidos y relacionados en cinco capítulos: ‘La cuerda cuarta’ – ‘Dijo uno’ – ‘A la fresca’ – ‘Maderas de abril’ – ‘Cuando sueltan caballos’.
A propósito del sentido y alcance de ‘La cuerda cuarta’, es precisamente la más trajinada de la guitarra y la que primero se corta, es varonil y delicada a la vez, está expuesta al frente de los trabajos con el instrumento. La poesía, entre todos los géneros, tiene mucho de ‘cuerda cuarta’, lleva el canto, lo sostiene y se somete a las mayores tensiones”.
“La cuerda cuarta y otros poemas” (Ediciones del Clé, 2018) es un libro que pide su tiempo al lector. Es un libro al que es mejor llegar en lecturas sucesivas. Más se vuelve a los poemas, mejor se los aprecia; en la primera lectura uno sabe de las palabras en su música, descubre puntas de ideas, de miradas, y entonces cada lectura hace las veces de invitación a conocer más, a “comprender” desde la emoción las sustancias que lo nutren. Su lectura tuvo, por sobre todo lo percibido, una resultante puramente emocional; es dentro de esa emotividad donde mejor se puede guardar los aromas que a veces, la alta poesía ofrenda. Digo en el texto en el que trabajo para su presentación: “(…) Porque hay que ser poeta como Ricardo, para mejor decir la emoción. Porque ser poeta, habitar esa altura, es ‘ser’ en el último paisaje donde puede llegar el hombre que con valentía jugó la vida en el maravilloso laborar de la palabrería.
Por formación y deformación profesional, digo que la poesía y la literatura me llegan hasta el puñado de almas que me forma, como especies vivas, y que de tan vitales, tan pasionales, pueden llegar a desequilibrar mi atenta contemplación de lector. A veces sucede, lo sabe mi memoria lectora. Digo que ‘La cuerda cuarta’ es especie viva que mejor se descorcha a través de distintos acercamientos en el mientras tanto de los días, y lo digo porque cuando sucede el desequilibrio -algo que no me acontece tanto como deseo- aparece una marca, un quiebre, en la vereda de lo bellamente humano, un aroma de astilla que se hunde en el aire fundacional de la emoción. Digo fundacional porque desde ese aroma llegó la lágrima hasta este lector feliz”.
Maldonado emociona, causa admiración y respeto, partiendo de la intimidad entre el hombre y una guitarra, una memoria de aldea, una memoria de la naturaleza que se dice desde un jacarandá, el río, la caída de un higo, la presencia de un tero, o el deseo de una armonía soñada desde los ambientes de una casa.
De mi presentación: “(…) Emociona el interés por la suerte destinal de la criatura que sabe desde siempre que deberá morir.
Emociona porque el poeta mira la sociedad, y me digo: hay tanta mirada en este libro, la mirada como llave maravillosa que abre las almas, sí, ese puñado de almas que nos forma, en el arduo camino por donde el hombre llega a comprender al hermano, al otro, a los otros, y para en ese mismo intento encontrar la propia comprensión. (…) Este libro como otra vuelta de tuerca sobre su laborar a conciencia, como sacarle renovada punta a la tinta, como tiempo y reflexión pariendo, cada vez, mayor sustancia: una identidad que desalambra las fronteras humanas, se viste, se siente mano a mano con la bondad de la aldea natal mientras transmuta ofrendas del natural cercano en aromas de lo universal. Ricardo Maldonado, una vez más, invita al esfuerzo: niega con su quehacer los regresos a lugares comunes, a imágenes gastadas, a palabras cáscara, invita a su música original nacida desde el paisaje de siempre”.
Elijo tan solo un poema de “La cuerda cuarta” como ejemplo del quehacer del poeta: “Abrir de pronto los ojos y ver, eso es todo; / el verano tiene su peso específico / en el higo cumplido que cae sobre el cinc / como diciendo ‘ya está’, ‘ya llega’, ‘aquí voy’ / … así parece por lo que sucede y enseña. // Apabulla la evidencia y su presente deriva, / acaso amarren algo las palabras, los sonidos / que se buscan encantados mientras se hace / la canción y la boca queda con el sabor del higo / en febrero y Nogoyá”.
Vuelvo a la palabra emoción: emociona la fina arquitectura y la solidez de cada poema de Maldonado: “(…) es emocionante saber que un hombre poeta pueda escribir de esta manera: el pulso sintoniza ideales, miradas de apertura al gran plano general que se muestra para que el hombre viva su historia, y miradas de detalle, como el ejemplo citado del higo que el poeta utiliza para decir la vida y la muerte”.
La invitación queda hecha: el poeta y guitarrero Ricardo Maldonado, con libro y disco nuevos, el sábado 11 de agosto, en la biblioteca de la ciudad/río de Gualeguay.

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