Antes de que
alguien me lo diga, sé muy bien cuando me agarra la loca. Mientras la loca no
aparece, la vida, podría afirmarse, transcurre mansa y tranquila, como en
siesta, como si para ‘ser’ hiciera falta nada más que discurrir como río. Pero es
solo una peligrosa ilusión, porque todo río debe tener sus sobresaltos, sus
cambios de humor para hacer que los días intenten llegar a arañar algo de los
temas de fondo. Cuando me agarra la loca, sucede que los que están atentos,
guardan memoria. Agarrarse la loca vale para la cartera de la dama o el
bolsillo del caballero, claro que da a pensar que le hayan anotado el indicador
femenino, pero esa es otra historia. Sabía entonces de esta loca en los seres
humanos, pero no había pensado en que una ciudad también podía pescarse a la
susodicha. Le tocó a Gualeguay allá por el 81, y para peor la suya vivía al
lado, o sea dentro de ella misma.
Esta doña: “La Loca de al Lado”, al vestirse
de revista de humor y otras yerbas, dejó a la vista que estaba hecha con
algunas almas inquietas a las que le gustaba la siesta y el río, pero que no
adherían como fanáticos a la receta bendecida por la inercia gualeya. Y lo
dicho, cuando te agarra la loca, los atentos trabajan la memoria.
En ronda de
charlas por Gualeguay apareció su nombre algunas veces. La revista tuvo 4
números, tres en 1981 y el último en 1986. Los 4 están sobre mi escritorio, el
nro. 0 recibido en préstamo de parte de Federico Ántola, los restantes:
obsequio de Tuky Carboni.
Federico Ántola
además me acercó la hoja de cultura del 04/07/2004 que Emma Barrandéguy hizo
para El Debate Pregón. Emma cuenta en “Caminando para atrás”: “Hace 23 años un
grupo de escritores y artistas de Gualeguay, que en ese entonces estábamos
todos unidos, decidimos hacer una revista que desmadrara un poco el
engolamiento que era característica de nuestra ciudad y trajera también un poco
de alegría y chanza a nuestro ambiente. Y por cierto que, aún siendo un momento
en que todo se puso en cuestión en todo el mundo, en nuestro país resultaba aún
riesgoso pues la famosa democracia brillaba por su ausencia.” Agrega: “El
elenco de ‘La Loca
de al Lado’ constaba de muchos colaboradores y diversos seudónimos de los
mismos, pero daremos completa la que aparece en el Nº 1: ‘Luis Bresciano’
(Derlis), Tuky Carboni, ‘Cary’, Antonio Castro, Vicente Cúneo, ‘Ebe’, ‘El
Beduino Errante’, Derlis Maddonni, ‘Madó’, ‘Mon’, Carlos Montella, María Elena
Pérez Petre, Elsa S. Osman, Eise Osman, Ricardo Pico, Teresita C. de Valiero,
Barrandéguy. A escondidas, a veces, Dianita Burlando, y en ‘Especiales’: Juan
Luis Morabes, Ana María Arribillaga y Cristina Villanueva”.
Daniel González
Rebolledo fue su director y editorialista. En el Nro. 0 (junio 1981) aparece
una declaración de principios: “1: Abrir las páginas a la libertad de expresión
o de réplica. 2: Declaramos no poseer la verdad. 3: Nos proponemos
“desalmidonar” cualquier postura. 4: Reírnos de nosotros mismos para poder ser
serios. 5: Alentar el humor ajeno y no apoderarnos de él. (No desear el
artículo de tu prójimo). 6: Comprender nuestras propias limitaciones para
evitar la ridiculez. 7: Hacer crítica para mejorar, no para herir. 8: No ser
realista, para que no se nos escape la realidad. 9: Llegar al lector donde él
menos nos espera. 10: Pasar el número cero”.
La revista tenía
una mirada crítica, se ejercitaba el estiletazo con la palabra y el dibujo,
había cuento y poesía, se opinaba sobre espectáculos o discos: una revista de
cultura potenciada por el humor. Por ejemplo en el nro. 0 aparece la nota:
“Paren la chamarrita… me quiero bajar”, donde Maddonni hace centro en una
cuestión que sigue fresca en el árbol: “Mientras el país, y nuestra provincia
no está fuera de él, se debate en una tremenda y profunda crisis, los poetas de
nuestro cancionero continúan cantando a los grandes ríos, a las relucientes
mojarras y dorados, cuando no a los naranjales, ceibales, sauzales y otras
especies. No está mal que así sea, pero lo que alarma realmente es cuando esos
temas se repiten una y otra vez, demostrando una incapacidad de renovación o
una falta de imaginación para atacar otros temas que también son interesantes y
que conviven con los ya agotados por la repetición, y por qué no decirlo, por
el mal trato al que han sido sometidos, poniendo en práctica aquello de que al
público debe dársele siempre y en todos los casos, temas fáciles y masticados,
pero casi siempre confundiendo sencillez con pobreza, cosas que todos sabemos
no son lo mismo”.
En ese mismo
número aparece, en Consultorio, la carta de la señora Gua Ye (5ta. Sección
Chacras). Ella quedó preocupada luego de ver una película norteamericana donde
una mujer rubia engaña al marido aviador con un caballo, al que hace salir por
la puerta de atrás, no sin antes ofrecerle jugo de frutas. El profesor
Malabestia contesta entre otros conceptos, lo siguiente: “Analicemos en
profundidad la relación rubia-caballo de la película. Es evidente que existe un
aperturismo hacia la integración racial, ya que el caballo es negro y hermoso y
la señora es rubia. (…) La relación amante-esposa-madre, está presente como se
puede notar por el hecho de decirle al caballo (su amante), que beba jugos de
frutas (la madre) y que salga por la puerta de atrás (la esposa que cuida, si
me permites una expresión un poco fuerte, la reputación de su marido). Tu
intriga en cuanto al tercer componente del triángulo amoroso, no debe
conducirte por razones enroscadas ni terceras intenciones. El hecho es más
simple de lo que supones, si no ¿cómo crees que se engendran los centauros?”.
La poeta Tuky
Carboni recuerda: “Para la sociedad de Gualeguay su presencia fue una sacudida.
Enseguida corrieron rumores de que era una revista comunista. Derlis era
comunista y Montella creo que tiraba para ese lado, hubo rumores de que la pagaba
el partido, y nada que ver. La peor parte la llevó Daniel, su director. La
revista estaba contra el orden establecido, por ejemplo la radio, Derlis decía
que estaba en manos de mediocres. Claro que él era genial, y te lo decía en la
cara, y a la gente eso no le gusta. Derlis y Montella se ganaron, más que
nadie, muchas antipatías. Eise y Elsa no se mostraban abiertamente contrarios a
lo establecido. A Emma se le perdonaba todo, caía siempre bien por sus moditos.
A mí mucha gente dejó de saludarme por un tiempo, y en la Escuela Lucecitas,
que eran de muy buenos modales y formalidades, donde yo era colaboradora,
dejaron de llamarme por un año”.
Agrega: “Montella
usaba mucho el humor, Derlis igual con sus dibujos, ellos fueron el alma de la
revista, y estaban muy orgullosos. En ese momento salía la revista Humor, esta
era un remedo de ella, se criticaban cosas siempre desde el humor. Una tirada
de 200 ejemplares. Algunos kioscos aceptaron venderla, y mucha gente se acercó
a dar las gracias, porque se miraba la ciudad desde otro ángulo”.
El artista
plástico Vicente Cúneo afirma: “Fue una hermosa experiencia, una publicación
que de la mano de Derlis, “Cary”, Daniel, y tantos otros amigos se atrevió a
mostrar nuestra propia cara como sociedad de la mano un humor sencillo,
creativo, novedoso, innovador, atrevido, por momentos ácido, crítico pero,
humor al fin, desopilante y de avanzada. En ese entonces yo dibujaba para el
desaparecido diario El Supremo de nuestra ciudad y ante la convocatoria me sumé
con agrado colaborando con algunos dibujos humorísticos. Haber formado parte de
aquel proyecto fue una suerte y un honor, y más que nada un placer, el placer
de haberme reído tanto”.
El escritor
Daniel González Rebolledo cuenta: “La
Loca de al Lado significó para mí un desafío importante, ya
que siendo muy joven fui elegido por gente grossa como Emma y Derlis para que
yo fuera su director, y por supuesto me comprometí, acepté y me puse a trabajar
codo a codo, básicamente con Derlis y Cary Pico. Entre los tres armábamos la
revista que después iba a imprimirse al diario El Supremo. Esas jornadas de
pegue y corte eran geniales, en el estudio-garaje de Derlis la terminábamos y
al otro día era un revuelo en el pueblo. Significó también estar ‘demorado’ en
la jefatura local por ‘averiguación de antecedentes’ en dos oportunidades, y
luego la agachada traidora de un supuesto amigo del diario, que descubriendo la
nota mía de investigación periodística (por entonces no sabía que se llamaba
así) sobre la trata de personas en Gualeguay, avisó al dueño del Diario y no se
imprimió el último número. Con Derlis decidimos hacer un ejemplar para
fotocopiar, tamaño reducido, y fue el mayor éxito hasta entonces alcanzado en
ejemplares, fotocopiados por cuenta de quien lo deseara, de la historia de la
revista. Hay mucho para decir sobre esto, pero lo más importante es que haya
existido La Loca
de al Lado con ese espíritu y en esa época jodida, y ni decir que siento un
gran orgullo de haberla hecho”.
Esta nota es una
primera mirada sobre la revista y su historia. Faltan testimonios: por ejemplo
el de Elsa Serur y Eise Osman (cuando pase el problemita de salud), Cary Pico,
Diana Burlando. Recorriendo sus páginas, leyendo cada nota, o esas seguidillas
de frases cortas donde hay humor, sí, pero hay además ideas, pensamientos, y toma
de posición frente a la realidad de esos tiempos. Porque hay que tener en
cuenta que La Loca
de al Lado vio la luz en junio de 1981, y esto no es poca cosa, no es un dato
temporal más, porque la fecha indica que en este país todavía gobernaban los
asesinos del Proceso.
En el nro. 0
aparecen frases como estas: “Señor ministro, qué tiene que ver eso del Proceso
con la obra de Franz Kafka”. “¡Paren el plan económico que me quiero bajar!”.
En el nro. 1
(julio 81) leo: “Después de escuchar los informativos y de leer los diarios,
¿Ud. no se siente bastante embotado?”. Leo: “Por ser un plan económico nos está
resultando bastante caro, ¿no?”. La
Loca firmaba estas frases: “El plan económico no produce
desocupación. Produce prolongados períodos de descanso que hacen muy bien a la
salud”. Ellos daban la cara y se definían: “Los que hacemos La Loca somos torcidos e
inhumanos”.
En el nro. 2 se
podía leer humor en “¿Vio qué despacito caminan los empleados de la oficina de
correos?”, y también encontrar algunas de las razones de cierto problema: “Las
maestras que no cruzan las piernas, producen deserción escolar en la primera
fila”, y “Las maestras viejardas favorecen la deserción escolar”. Y a su lado
una frase como esta: “Si Ud. es derecho y humano, lo que tiene que hacer, es
torcerse”.
En el nro. 3
está el trabajo sobre trata de personas, y en su tapa se lee: “Edición
democrática ¡Nunca más un 24 de marzo!”.
El cierre de la
nota citada de Emma Barrandéguy es el siguiente: “Quien guarde ejemplares de
esta interesante revista: ‘La
Loca de al Lado’, dónelos a la Biblioteca pues merecen
ser conocidos en el futuro, máxime si se tiene en cuenta la época en que fueron
hechos. Y los elogios que hicimos a la Biblioteca”.
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